jueves, 21 de enero de 2010

Cuando retirarse con clase

Muchos dicen que si tienes socios en una empresa, hace que al final surja una relación comparable a un matrimonio... puede ser algo maravilloso o acabar siendo un desastre. Y no les falta razón, al final pasas más tiempo con tus socios que con tu pareja.

En ambas situaciones se corre el riesgo de que un día se rompa la relación y puede ser a buenas o a malas. Pero la diferencia es que de los socios no te enamoras, por lo que en las rupturas el interés primordial es la pasta que se pueda obtener.

Sería bonito ver una sociedad que, al separarse los socios, cada uno de ellos no tratase de obtener más de lo que se merece. Ya no sólo hablo del dinero correspondiente a su porcentaje de acciones, sino que valorara si el valor que ha aportado a la sociedad para que valga lo que valga, realmente corresponde al porcentaje de acciones que tiene.

Si algún día mis socios de alguna sociedad me dicen que no quieren seguir el camino conmigo y no soy capaz de argumentar con hechos que mi aportación a la sociedad tiene el valor correspondiente a mi porcentaje, tendré la dignidad de aceptar la parte que me corresponde y salir con la cabeza bien alta.

lunes, 4 de enero de 2010

¿Emprender en innovación o en tradición?

El otro día tuve un interesante debate con unos compañeros tutores del Instituto de Empresa, sobre si era más conveniente emprender en sectores innovadores o en sectores más tradicionales.

Una de las conclusiones podría ser que en las primeras experiencias emprendedoras se tiende a buscar los sectores innovadores, por el hecho de pensar que estamos dando con una idea que nadie ha tenido antes y que será un boom. Sobretodo, los que somos "tecnológicos", nos gusta emprender en sectores innovadores, pues es en éstos donde nos sentimos cómodos y pensamos que es donde más podemos aportar. Lo cierto es que son sectores bonitos, que dan mucho pie a tener grandes sueños.

Pero, como contrapartida, parece que los sectores innovadores acaban cansando y estresando más al emprendedor, pues siempre se vive con un alto grado de incertidumbre... se pasa mucho tiempo desarrollando un producto, con la esperanza (o el sueño) de que funcionará en el mercado, pero con la emocionante incertidumbre de si la esperanza (o el sueño) se cumplirá o no.

Y es cuando estamos hasta el cuello de vivir con tanta incertidumbre cuando nos empezamos a plantear si no sería mejor emprender en un sector tradicional, algo que sepas que algo cuesta X de producir, 2X de comercializar y que va a generar 4X ingresos. Obviamente, también existirá incertidumbre de si el producto tendrá cabida en el mercado, pero creo que esto dependerá más de si hacemos bien el trabajo.

Parece que a todos nos apetecía diversificar nuestras actividades y empezar un día con algo relacionado con un sector tradicional.