Cuando hablo con amigos que trabajan por cuenta ajena, casi siempre me dicen que desearían montar una empresa y ser sus propios jefes, parece que hasta envidien mi situación. Entonces yo les animo a que se lancen y monten una empresa. Casualidad o no, la respuesta de TODOS suele ser la misma: "Ya tío, pero es que yo no tengo ninguna buena idea."
Creo que casi todo el mundo se piensa que para crear una empresa de éxito es necesario partir de una idea única e innovadora. Pero la realidad es que la mayoría de ideas innovadoras fracasan, ya sea por falta de conocimiento del mercado, por producirse fuera de tiempo, o por cualquier otro motivo.
La mejor opción en muchos casos, es aplicar el lema de "Don't innovate... imitate!". Y es que si ya sabemos de una idea que ha funcionado a otros con éxito, ¿por qué no hacer algo parecido? Será más fácil llevarlo a la práctica y no cometer los errores que otros han cometido. Claro, estudiando primero el mercado y comprobando que podemos hacernos un hueco en él. Aún así no es del todo cierto lo de no innovar, pues para ganarnos ese hueco, deberíamos innovar en algún aspecto frente a los creadores de la idea original: una nueva forma de promocionar el producto, un nuevo proceso de negocio que ayude a reducir costes o aumentar la calidad final, etc. Estaríamos basándonos en una idea de negocio ya existente y reservaríamos los esfuerzos de innovación para descubrir una manera más óptima de ofrecerlo al mercado.
Tal vez alguno piense que eso pueda ser una forma de plagio. Pues bien, que lo piense y que siga ahí sentado esperando a que le llegue la "choco-idea".
miércoles, 12 de agosto de 2009
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